LA EDAD DE LA PACIENCIA en la editorial Torremozas
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AGUA-I
En burbuja sellada habitemos silencio,
sacro lugar que imploro,
donde la carne se contemple y ría ,
donde Todo es Verdad, y solamente.
Un silencio que estalla verdadero
y a su búsqueda acudo:
castillo virginal, cuna del Eros
del que fuimos y somos.
Habitantes de aquel Agua,
nacimos
donde el suelo era un humus,
terciopelo
o roja muselina.
Un visceral anhelo en que flotar,
en el nutriente néctar
de plancton ondulante
como una cabellera.
Sueño infinito,
qué tentación volverse a esa marea,
a esa danza de sauce lacrimal,
a ese rito de ignotos rudimentos,
esa espiral de paz,
silencio,
gestación de la sed…..
Estremecidos ojos, manos, cordón
umbilical:
volvamos al centro de la luz,
a ese seno de carne,
acotado panal,
del baúl inconsciente la llave
y el portón,
escombrera de miedos,
del futuro embajada,
de la especie anfitrión.
De la sangre burbuja:
esa laguna breve en útero mayor,
y en un tono menor
aquella letanía,
constante,
del corazón…..
Porque aprendimos a ser desde la calma oscura,
el precioso infinito puerta sea.
Que esa alcoba purísima
presida
el humus cardinal que así nos continúe.
Filtrarse junto al Todo
e invictos proyectándonos hacia el Seno total,
seamos
en el néctar.