En memoria del profesor Agustín Clavijo
El pasado día 1 de Diciembre se cumplieron 30 años del fallecimiento de mi profesor Agustín Clavijo García, a la edad de 44 años. Murió tras breve enfermedad, dejando en Málaga una labor inmensa y proyectos inconclusos vinculados a la ciudad de Málaga.
Me dio clases de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga, durante los tres primeros años de carrera, y sin duda fue la persona que iría poniendo en mi ánimo el deseo de especializarme en Historia del Arte, lo que haría más tarde en la universidad de Sevilla.
Agustín Clavijo era profesor numerario y como tal alternaba la docencia y un ansia de investigación constante sobre el arte malagueño. Le recuerdo entusiasta y falto de divismo. Un hombre sencillo y cercano.
En 1981 escribió el libro “Picasso y lo picassiano en las colecciones particulares de Málaga”, ingente obra de recopilación de todo tipo de datos, documentación, cuadros, obra gráfica, fotografías, etc, referente al pintor malagueño y que andaba dispersa por nuestra ciudad.
A él debemos el Inventario del Archivo de la Catedral, y su instalación en la torre mocha de la misma. No pocos investigadores se han beneficiado de la labor de ordenación que Clavijo realizó en sus instalaciones.
También realizó un Catálogo sobre la imaginería religiosa en la provincia de Málaga, libro básico para la elaboración posterior de la obra colectiva llamada “Catálogo Provincial de Arte de la Provincia de Málaga”, que financió el Ministerio de Cultura.
Su logro más conocido fue, sin duda, la creación del Museo Diocesano de Arte Sacro, sito en el Palacio Episcopal. El impulso personal que dio Clavijo, con su espíritu dinámico y emprendedor, al Museo, hizo que éste se convirtiera en un Centro cultural de primer orden en nuestra ciudad, con exposiciones, conciertos, lecturas literarias, edición de carpetas de grabados antiguos, conferencias, etc. Así mismo se editó un “Boletín de Arte”, siempre centrándose en la ciudad de Málaga, en la que investigaba siempre con gran entusiasmo y optimismo, tal como le recuerdan muchos.
Estudió en profundidad la figura de Juan Niño de Guevara, pintor barroco, y discípulo de Alonso Cano. Este pintor murió en Málaga en 1698 a los 66 años de edad, y dejó obras interesantes , con gran influencia de su maestro, como el San Juan de Dios, el San Francisco Javier y la Asunción, todas en la Catedral. Pero Clavijo no logró ver su obra publicada. La Universidad de Málaga se lo publicó diez años después de su muerte, con el título: “Juan Niño de Guevara. Pintor malagueño del siglo XVII”.
Sintió que su maestro fue el padre Agustino Andrés Llordén, también investigador del Arte malagueño y autor, entre otras obras, de la “Historia de la construcción de la catedral de Málaga”. A la muerte de éste, participó en el homenaje póstumo que se le tributó y logró editar un año más tarde, el libro que el investigador agustino había dejado sin publicar.
Dejó innumerables artículos periodísticos, entrevistas radiofónicas y artículos en publicaciones especializadas que hablan de su intensa labor a pesar de su juventud. Muy interesado en la Semana Santa malagueña, Clavijo, prolífico autor a pesar de su juventud, escribió obras tan importantes como “La Semana Santa malagueña en su iconografía desaparecida”.
Qué no hubiera hecho hoy día Agustín Clavijo con el inmenso recurso de Internet. Hoy se pueden leer sus escritos en la web, y para ello os remito al siguiente enlace donde se recopilan un buen número de ellos:
http://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=80980
Paco García, periodista y gerente de Punto Radio Málaga, en el pregón de la Semana Santa del 2008, recordó que Málaga tenía una deuda pendiente con Agustín Clavijo, al no habérsele reconocido aún que “fue uno de los hombres que más ha hecho por el conocimiento histórico de nuestro patrimonio cofrade…”, y le propuso a Adelaida de la Calle, rectora de la Universidad de Málaga, la creación de un Aula universitaria de Estudios Cofrades de Málaga, que tendría por nombre “Aula Profesor Agustín Clavijo”.
En palabras de Julián Sesmero, que le homenajeó en artículo del diario Sur al día siguiente de su fallecimiento, este “hombre dinámico, de aquellos que vendían salud y optimismo a todo aquel que se le acercaba, deja en nuestra ciudad una estela personal brillante. Su preparación y sus méritos hacían de él esperar los mejores frutos de su talento y laboriosidad. Tal vez por eso sienta uno en lo más profundo, junto al dolor que produce la desaparición de un amigo amado, el amargo sabor que significa el saber que su discurso investigador ha quedado lamentablemente roto e interrumpido.(…).Descanse en paz”.
Carmen Roldán